Cuando los padres se acercan por primera vez a las sesiones de Música para Crecer se sorprenden -entre otras cosas- del movimiento de las propias sesiones. “Parecermos mayumamás”- que decía A. una de las mamás de la EMM de Collado Mediano. Y sí, ¡¡ lo éramos !!
Los niños -y los adultos, pero se nos ha olvidado- necesitan el movimiento como forma de experimentación y aprendizaje corporal y vital. En las sesiones de Música para Crecer© le sumamos, el musical. La música está en constante movimiento y todas aquelloas experiencias que pasamos por el cuerpo, deja una huella en él.
La primera vez que escuché hablar de la Teoría del análisis de movimiento de Rudolf Laban (1879-1958) fue durante mi formación en la metodología de Musica in Culla® (Música en la Cuna). Después he ido profundizando más sobre ella y la relación corporo-musical dentro de las sesiones de Música para Crecer.
Cuando preparo y diseño cada una de las propuestas de sesión, tengo muy presente cómo sentimos musicalmente a través del cuerpo en movimiento los elementos de los que habla justamente Laban: el peso, espacio, flujo (‘flow’) y tiempo.

Pero en esta ecuación entran en juego otros elementos del cuerpo (de ser en la vida) en movimiento como la dirección (en la que nos movemos), el nivel (en el que nos desarrollamos), la extensión (de los actos que hacemos) y la trayectoria (que tomamos). Todo ello confluye de una manera casi natural en la que pequeños y mayores transitamos de una manera inconsciente para traerlo -sobre todo los mayores- al plano de lo consciente. Tomar las riendas de nuestros movimientos, no solo en una sesión de musicoterapia preventiva, en la vida.

“Los niños necesitan ser tocados y movidos”
Iñaki Pastor
(Director del Instituto de Terapias Integrativas)
Esta frase me acompaña desde que vine a vivir a Zaragoza. La transformé y la hice mía al unirla con la música, que necesita ser vivida en movimiento constante.